Retrocede en el tiempo hasta la época arcaica (siglo VI a.C.), cuando la cabaña tradicional iapigia de la Edad de Hierro fue reemplazada por una casa cuadrangular de mampostería, cubierta por un techo de tejas semicurvas.
En el corazón de la época helenística (siglos IV-III a.C.), Muro Tenente evolucionó aún más. Imagina caminar por las calles de este antiguo asentamiento, donde las paredes de las casas, pintadas de blanco y rojo, ocultaban cocinas, dormitorios, espacios para el culto a los muertos, almacenes para provisiones y áreas para la producción textil y cerámica.
Frente a ti, los arqueólogos han descubierto una calle flanqueada por viviendas y una pequeña necrópolis. Una de estas casas se abre con un umbral que lleva a un corredor de entrada, con vistas a un patio. Desde aquí, entras a la cocina, el corazón de la casa, con rastros de un hogar para la preparación de alimentos. Una fosa revestida de piedra se utilizaba para almacenar alimentos.
La excavación también revela aspectos menos conocidos de la vida cotidiana. Por ejemplo, el patio trasero estaba equipado con un sistema de canalización de agua utilizado para usos domésticos o para el cultivo de hortalizas.
Esta casa ofrece una ventana a un mundo lejano, llevándonos en un viaje fascinante por las costumbres y la cultura de una época perdida
